Publicada el Mittwoch, 18 de November de 2015

I Jornadas sobre 'Violencia contra las Mujeres. Jaque al Patriarcado'

Miguel Lorente asegura que el aumento de víctimas forma parte de la reacción del machismo ante el cuestionamiento de su orden que acarrea el avance de la igualdad

Una conferencia de Miguel Lorente en torno a La dinámica de la violencia de género ha dado continuidad hoya a I Jornadas sobre Violencia contra las Mujeres, un ciclo de carácter multidisciplinar cuyas conclusiones se pretenden poner al servicio de la Ley Foral para actuar contra la violencia hacia las mujeres que, aprobada por unanimidad el pasado mes de marzo, se encuentra pendiente de desarrollo.


La Presidenta, Ainhoa Aznárez Igarza, ha sido la encargada de introducir y contextualizar la ponencia de Miguel Lorente Acosta, médico forense y profesor titular de Medicina Legal de la Universidad de Granada, “un hombre con una mirada feminista que viene aportando muchísimo a este duro transitar de las mujeres”.


A lo largo de su intervención, Lorente ha ido desgranando las características de esa “construcción masculina bajo la que subyace una cultura jerárquica y dominante enraizada en la desigualdad que conduce al control, a la imposición, a la violencia como modo de perpetuar el conflicto y, por tanto, el orden patriarcal”.


Al hilo de lo apuntado, Lorente ha señalado que esa “vulnerabilidad social que se presenta como orden, no es sino una estructura de poder sustentada sobre elementos masculinos que vienen del Neolítico. De modo que lo masculino se toma como lo universal, lo adecuado para la convivencia, y lo femenino se relega al ámbito de lo particular, donde también impera la ley del hombre, el patriarcado”.


A decir de Lorente, esa dinámica jerárquica juega a favor de la “perpetuación de la mujer en situación de inferioridad. Al maltratador no le interesa dialogar y consensuar, se sabe con la potestad de condicionar el comportamiento de los demás, de ahí que busque avivar el conflicto. Se siente legítimo para imponer, porque la opinión de la mujer carece de valor. El reconocimiento femenino pasa únicamente por la maternidad, en torno a la cual construye su identidad. Para el patriarcado, el progreso y el reconocimiento social es cosa hombres”.


El profesor almeriense se ha referido también a la relación inversamente proporcional establecida entre el avance de la igualdad y el incremento de víctimas por violencia de género, una “paradoja” que forma parte de la “reacción del machismo ante el cuestionamiento de su estructura. Si en 2006 eran 400.000 las mujeres que sufrían violencia, en 2011 eran ya 600.000”.


Sin abandonar el plano estadístico, Lorente ha subrayado que en Europa el riesgo de padecer violencia en el marco de las relaciones de pareja es del “24%, porcentaje que asciende al 60% si se añaden las agresiones sexuales. Además, un 2% considera que la violencia contra la mujer es aceptable en alguna circunstancia y un 1% que está justificada en cualquier caso. Entender el machismo como un problema íntimo es lo que conduce a su perpetuación, de ahí ese 44% de mujeres que, aun sabiéndose víctimas, no denuncia por considerar que el padecimiento no es suficientemente grave. O ese 21% que tampoco denuncia por vergüenza, la constatación última de que se responsabiliza las mujeres de esa situación”.


Para revertir ese dolo y avanzar hacia una situación de igualdad, exenta de privilegios de género, Lorente ha abogado por trabajar desde la perspectiva individual, pero sobre todo desde la cultural-social, “donde radica el germen de todas las violencias”.


Ya a modo de colofón, el médico forense andaluz ha advertido que “cuando un hombre actúa de manera violenta contra una mujer lo hace con un objetivo y una motivación inserta en una referencia cultural que primero ha interiorizado y luego ha decidido desarrollar. Esa clase de hombre de ningún modo puede considerarse una víctima”.

 

Entre los asistentes a la conferencia se encontraban las Parlamentarias Virginia Alemán (Geroa Bai), Arantza Izurdiaga (EH Bildu) y Nuria Medina (PSN), el Defensor del Pueblo de Navarra, Javier Enériz, además de trabajadores/as sociales, técnicas de igualdad, psicólogos clínicos, letrados/as y docentes.

Seguidamente, ha tenido lugar una exhibición de perros de seguridad para protección a mujeres que sufren violencia de género y menores a su cargo.

Ya por la tarde, tras una presentación a cargo de Mariluz Sanz, presidenta del Comité de entidades representantes de personas con discapacidad de Navarra (Cermin), se han desarrollado dos nuevas ponencias y una mesa redonda.

La primera ponencia ha tenido como protagonista a Paola Damonte, investigadora del departamento de Trabajo Social de la UPNA y de la cátedra para la Igualdad e Integración Social (Ciparaiis), que ha hablado sobre Violencia de género y discapacidad. Contextualización teórica y algunos datos empíricos.

A continuación, Nerea Arana, coordinadora del grupo de género de Cermin, y Magdalena Hernández, miembro de la junta permanente de Comfin e integrante de Andrea, han disertado sobre Transversalidad de género e intersección con la categoría de discapacidad. Propuestas sobre los movimientos asociativos de la discapacidad y del feminismo en Navarra.

La jornada ha concluido con una mesa redonda que ha girado en torno a la cuestión: Acercamiento a iniciativas llevadas a cabo desde recursos comunitarios en el ámbito de intervención con mujeres con discapacidad en situación de violencia de género. Los invitados han sido Edurne Jauregui, representante de Cermin en el Instituto Navarro para la Igualdad (INAI) y gerente de Cocemfe; Teresa Leache, trabajadora social y responsable del programa de apoyo psicosocial y prevención de violencia de género para las mujeres con discapacidad; y Mirenjo Larrainzar, trabajadora social del Ayuntamiento de Pamplona, en la intervención directa con mujeres en situación de violencia de género.