La Comisión de Salud visita las cocinas de los antiguos Hospital de Navarra y Virgen del Camino
A iniciativa del G.P. Nabai, se han interesado por las razones que sustentan la decisión de unificar y sacar a concurso en 2012 la gestión de este servicio
Los Portavoces de los Grupos Parlamentarios en la Comisión de Salud del Parlamento de Navarra han visitado hoy las cocinas de los antiguos Hospital de Navarra y Virgen del Camino.
Los Parlamentarios que han asistido han sido Amelia Salanueva (P), Antonio Pérez Prados (G.P. UPN), Maite Esporrín (G.P. SN), Asun Fernández de Garaialde (G.P. Nabai), Maiorga Ramírez (G.P. Bildu) y Marisa de Simón (G.P. Izquierda-Ezkerra).
La delegación del Parlamento ha sido recibida por Ignacio Iribarren, director-gerente del Complejo Hospitalario de Navarra, Fernando Balduz, director de Administración y Servicios Generales, Camino Orduna, jefa de alimentación del antiguo Virgen del Camino, y Carlos Arteta, jefe de alimentación del antiguo Hospital de Navarra.
El objeto de la visita, según ha constatado Asun Fernández de Garaialde (G.P. Nabai) a modo de preámbulo, ha sido “conocer in situ la situación de dichas instalaciones y los cambios que se precisan como adaptación a la normativa vigente, tanto sanitaria como técnico industrial, y la posible ubicación de la nueva cocina unificada”.
A continuación, Balduz, Orduna y Arteta han guiado a los Parlamentarios en su recorrido por las cocinas del Hospital de Navarra (89 empleados) y Virgen del Camino (98), donde han tenido ocasión de cambiar impresiones con los trabajadores, que les han entregado un escrito con su postura, contraria a la privatización.
Seguidamente, se ha celebrado una reunión en la que Fernando Balduz e Ignacio Iribarren han explicado a los Parlamentarios los argumentos que sustentan las decisiones de “centralizar”, primero, y “externalizar”, después, el servicio de cocinas del Complejo Hospitalario.
Balduz ha recordado que el tema de la unificación de las cocinas, “casi obligado” tras la creación del complejo hospitalario (Hospital de Navarra, Virgen del Camino, Clínica Ubarmin), “no es nuevo. Ya no somos tres centros distintos, y como no hay medios económicos, sólo es posible recurrir a la financiación privada. Falta por concretar si se amplia una de las dos cocinas, la del Hospital o la de Virgen del Camino, o bien se opta por una nueva ubicación” dentro del recinto hospitalario.
A propósito de los costes, Balduz ha indicado que, con el servicio actual, el grueso del presupuesto se va en “personal. En gasto directo, el servicio de cocinas de todo el Complejo ronda los 8,5 millones, dos en materias primas y unos 6,5 en personal, incluido el absentismo, que ronda el 15%”.
Al hilo de lo dicho y a preguntas de Maiorga Ramírez (G.P. Bildu), Balduz ha precisado que cada trabajador (nivel E) le supone a la Administración unos 24.000 euros, lo cual se traduce en nóminas de algo más de 1.000 euros netos. “La empresa privada supongo que se atendría al convenio de Hostelería”, ha aventurado.
Ignacio Iribarren, director gerente del Complejo Hospitalario de Navarra, ha señalado, por su parte, que la unificación de las cocinas implica, a su vez, una “transformación en el modelo de producción”, que acarrea una “mejora en el modelo de gestión”.
Iribarren se ha mostrado convencido de que una empresa privada “puede gestionar mejor” porque, dadas las “complejidades logísticas”, el sector industrial “tiene ventaja, al contar con más especialistas. Los hospitales somos expertos en atención sanitaria, ahí estamos incluso por delante del sector privado, pero nuestro modelo de organización chirría en los aspectos industriales. Invertir esfuerzos y recursos en este ámbito crea complicaciones”, ha corroborado.
Carlos Arteta, jefe de alimentación del antiguo Hospital de Navarra, no ha ocultado su “disconformidad” con las apreciaciones de Iribarren y ha defendido la “profesionalidad y cualificación” de los empleados públicos.
En su turno de intervenciones, los Parlamentarios de Nabai, Bildu e Izquierda-Ezkerra han admitido la posibilidad de buscar una mejora en la gestión a partir de la centralización y la apuesta por otro modelo de producción, pero han censurado el hecho de que no se aborde desde el sistema público. UPN ha puesto el acento en el ahorro que, tomando como referencia el Reina de Sofía de Tudela, supone la externalización, mientras SN ha exigido mantener el nivel del servicio y de las condiciones laborales.
Asun Fernández de Garaialde (G.P. Nabai) se ha congratulado por haber podido comprobar que el espacio de las actuales cocinas es el “adecuado y cumple la normativa. Quizás esté algo obsoleto y requiera una renovación, pero lo que no entiendo es por qué no se hace desde lo público. ¿Cómo se abordarán los controles? ¿En qué situación quedan los trabajadores? No comprendo los argumentos a favor de la privatización”, ha aseverado.
Antonio Pérez Prados (G.P. UPN) ha puesto de relieve su “impresión positiva, ha sido un privilegio visitar las dos cocinas. Los medios materiales y humanos son acordes, nos dicen que se cumple la normativa. Pero en el Reina Sofía, con el servicio derivado, el menú de cada paciente cuesta un 50% menos. Si es cierto”...
Maite Esporrín (G.P. SN) ha apuntado que la «impresión es buena, veo que se trabaja bien. No soy la portavoz habitual en Salud, pero quizás sea necesario un ahorro. En cualquier caso, hay que exigir que se mantenga la calidad del servicio y las condiciones laborales. Solicitaría que el adjudicatario adquiriera el compromiso de asumir a toda o parte de la plantilla” actual.
Maiorga Ramírez (G.P. Bildu) ha hecho suyos los planteamientos vertidos desde la portavocía de Nabai y ha subrayado que estamos ante una “decisión política. No hay dinero para esto, pero sí para otras cosas. ¿Se trata de ahorrar en sueldos sin reparar en las condiciones laborales de los trabajadores?”.
Marisa de Simón (G.P. Izquierda-Ezkerra) ha afirmado que “si hay algo que mejorar en las cocinas, debería acometerse desde la Administración Pública. No entiendo qué puede aportar una gestión privada, más allá de precarización laboral y merma de la calidad alimenticia. Si el problema es económico, habría que explorar otras vías de financiación, porque yo sí creo que las cocinas forman parte del engranaje sanitario”.