Publicada el Vendredi, 24 de avril de 2015

Entrega de la Plomada de Oro a Fernando Redón

Fue la rúbrica a una entrañable y emotiva tertulia con su gran amigo Rafael Moneo

Cerca de doscientas personas se han dado cita esta tarde en el Parlamento de Navarra para acompañar a dos grandes amigos y maestros insignes, -una local y otro universal-, en el arte y el oficio de la arquitectura. Fernando Redón ha recibido emocionado e “inmensamente agradecido” la Plomada de Oro de manos del Colegio Oficial de Arquitectos en Navarra, minutos después de protagonizar por espacio de una hora una entrañable y entretenida tertulia mano a mano con su gran amigo el arquitecto tudelano Rafael Moneo, en la que ambos hicieron gala de su gran talento y veteranía, su estrecha complicidad y su incondicional amor por el oficio.


Media hora antes del comienzo del acto, Redón guiaba a Moneo por el Atrio del Parlamento de Navarra en un recorrido en torno a la exposición antológica Fernando Redón Huici: Obra Cívica / Arkitekturaz haratago, que alberga hasta el 20 de mayo la sede de la cámara foral.


Con puntualidad, los dos arquitectos han accedido a la sala polivalente de la Cámara Foral, donde les esperaba una sala abarrotada de público, presidida por el presidente de la Cámara Foral, Alberto Catalán, y apoyada por otra contigua donde se ha podido seguir el acto a través de una pantalla de vídeo. La velada ha sido presentada por Mariano González Presencio, presidente del COAVN en Navarra, y moderada por Luis Manuel Fernández Salido, comisario de la exposición y experto en la obra de Redón.


Anécdotas, veteranía y buen humor


La conversación mano a mano entre el homenajeado y el único Premio Pritzker español, relatando experiencias personales y profesionales cargadas de anécdotas y reflexionando sobre diferentes cuestiones vitales, ha puesto de manifiesto la intensa complicidad entre ambos, su talento y amor por el oficio de la arquitectura, y también el fino y al mismo tiempo elocuente sentido del humor de un Redón al que Moneo y el público de la sala ha acogido con risas y, en ocasiones, aplausos.


La disertación entre ambos, cargada de anécdotas de todo tipo, ha tenido como punto de partida la coincidencia de que ambos fueran hijos de ingenieros y cómo ese hecho les ha condicionado para terminar estudiando arquitectura, a pesar de un gusto también compartido por la pintura y otras artes plásticas.“Me vi estudiando Arquitectura casi sin darme cuenta. En realidad nunca he pensado que pudiera ser otra cosa que no fuera arquitecto, aunque inicialmente no lo sentí como una necesidad imperiosa”, confesaba Moneo.

“Dibujar, dibujar y dibujar” era el recuerdo que le viene a Redón de su propia época de estudiante, marcada por el trágico accidente de su tío Cayo Redón, arquitecto, que terminó abocándole al oficio de la arquitectura. “Era una época donde quien tenía medios para estudiar y no los aprovechaba era considerado un delincuente”, sentenció ante el gesto de apoyo de Moneo.


La época del servicio militar, los primeros viajes por Europa, los primeros proyectos, “con dibujos hechos a carboncillo”, recordaba Moneo, o la influencia de maestros de su época han ocupado los siguientes minutos de la velada. “Trabajar con Sáenz de Oiza fue una experiencia definitiva. Utzon completó mi formación. Con el edificio de la Ópera de Sidney fue muy generoso y confiado conmigo. El año y medio que estuve en Dinamarca tras acabar la carrera fue terriblemente provechoso. Yo creo que a la larga la emigración forzosa puede ser también un beneficio tanto para los propios titulados, si aprenden todo lo que reciben de fuera, como para su país de origen si al final vuelven a casa con todo lo aprendido”.


Redón ha relatado también sus viajes de aquellas años por Escandinavia, allá por la década de los 60, “en una época en que en España no entraban las revistas internacionales de arquitectura y en que teníamos hambre por saber qué se cocía por otros países”.


Su amor por la tauromaquia y los encierros corridos en San Fermín, los proyectos de la Plaza de Toros o de los adoquines del Casco Viejo de Pamplona han ocupado también una gran parte de la charla, donde los dos contertulios han vuelto a animar el encuentro con diferentes anécdotas personales y profesionales.


Tampoco han querido pasar por alto otro recuerdo común, el de la gala de entrega del Premio Pritzker a Moneo en 2004, celebrada en Estados Unidos y a la que acudió también Redón como amigo del galardonado. “Fue un placer para mí tenerle cerca ese día, el día en que me quité otra obsesión, la de no tener que volver a fantasear con la idea de llegar a ganar alguna vez ese premio”.


“Amor con amor se paga”


Ha sido ya en este momento, después de casi una hora de disertación, cuando Redón ha querido agradecer ante el público la frase con la que Moneo encabeza el prólogo del catálogo de la exposición de su amigo: “Amor con amor se paga”, en relación al agradecimiento que Navarra debía a toda la trayectoria de su más ilustre arquitecto local actual. Moneo, arquitecto universal, lo ha explicado brevemente, dando así por terminado el acto: “La amistad es uno de los sentimientos más profundos y satisfactorios del ser humano. El amor va más allá y a veces es colectivo como el que has dado y ahora recibes de tu tierra, Navarra”.


Tras los prolongados aplausos del público, se ha iniciado el acto de la entrega de la Plomada de Oro a Fernando Redón, que el presidente de los arquitectos navarros ha resumido en un “merecimiento indiscutible a la amplia, rica y acreditada trayectoria arquitectónica y artística, así como a la destacada calidad humana en el ejercicio de su profesión”.


Tras recibir el objeto, una plomada en oro macizo diseñada por el arquitecto Sergio Carrera, Redón ha desenroscado cuidadosamente la pieza y la ha exhibido, emocionado, ante el público, a quien se ha dirigido para señalar que “solo tengo que deciros algo muy breve, pero que creo que resume realmente cómo me siento ahora. Inmensamente agradecido”.


Asistentes


Muchos compañeros de profesión, representantes de diferentes instituciones navarras, amigos y público en general se han sumadoa este emotivo acto en el Parlamento de Navarra. Además del presidente de esta institución, Alberto Catalán, acudió la Decana del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco Navarro, Matxalen Acasuso, acompañada por el presidente de la Delegación en Navarra, Mariano González Presencio y el resto de los miembros de su Junta Directiva. No han faltado tampoco a la cita Josean Medina, director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra, y Román Felones y Santiago Iraburu, presidente y secretario del Consejo Social de la Universidad Pública de Navarra, respectivamente; así como Juan José Echeverría, concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Pamplona.

 

https://www.youtube.com/watch?v=ZjSnp0yjCws&feature=youtu.be