Noiz argitaratua Asteazkena, 2013.eko Otsailak 20

II Jornada sobre los 'Nuevos retos del parlamentarismo. Presente y Futuro'

José Bono cuestiona la "servidumbre y la falta de autonomía" de los políticos y Aberasturi muestra su "desengaño con la degeneración absoluta de los partidos"

El Parlamento de Navarra ha acogido esta tarde la celebración de la segunda y última jornada que, sobre los retos presentes y futuros del parlamentarismo, ha organizado el Ateneo Navarro en colaboración con el Legislativo Foral.
 

José Bono, ex presidente del Congreso de los Diputados, y Andrés Aberasturi, periodista, han sido los encargados de cerrar un ciclo dirigido a colaborar en la búsqueda de una respuesta que, “desde el sosiego y la tranquilidad de la razón”, encaje con las demandas de la sociedad.
 

El acto ha tenido lugar en la Sala Polivalente de la Cámara y ha contado con la asistencia del Presidente del Parlamento, Alberto Catalán, además de un centenar invitados entre miembros de la Mesa, Parlamentarios, socios del Ateneo y público en general.
 

José Bono ha comenzado glosando la trayectoria del parlamentarismo español, dos siglos de historia “con distracciones importantes”, tal es así que el “sufragio universal no existió hasta 1931, con la II República, 140 años después de la instauración de las Cortes de Cádiz, con su Constitución”.
 

Así, tras constatar que el parlamentarismo español “tiene historia, pero con carácter universal no empezó hasta 1931”, el ex Presidente de Castilla La Mancha ha asumido la “crisis evidente” que atraviesa el sistema político. “Las causas son diversas, también de índole parlamentario”.
 

A ese respecto, el otrora ministro de Defensa ha señalado que “uno de los males más importantes” del parlamentarismo es la “escasa autonomía de los diputados, que se sienten más unidos a los que les colocan en las listas que a quienes les votan, quizás por mor de la Ley electoral, perversa. Por eso hay quienes, no valiendo, llegan a diputados”.
 

Bono ha aludido a otra “servidumbre”, la de los “medios de comunicación afines”, que también pone en cuestión la autonomía del político, “uno de los males más importantes del parlamentarismo actual. En el Congreso al orador principal no se le combate con razones y argumentos, sino con ruido, con muestras evidentes de desinterés que buscan interrumpir o ningunear. Lo podemos comprobar hoy mismo en el Debate del Estado de la Nación”.
 

El político socialista ha cerrado este capítulo reconociendo que, aun sin ostentar cargo público alguno, se siente “político y solidario con la política democrática. La solución no es acabar con la política, sino reformarla con radicalidad”.
 

En otro orden de cosas, Bono ha asegurado que en España “nos hemos pasado con el hecho autonómico. El café para todos fue una salida, pero no una solución. Deberíamos percatarnos de que, aunque iguales en derechos, no todos somos iguales en nuestras identidades. Se hizo un disparate, 17 comunidades, 17 tribunales superiores de justicia... 17 de todo”.
 

Andrés Aberasturi, por su parte, ha afirmado que “choca que un barón del PSOE como Bono diga lo que acaba de decir. Si asume que esto no funciona, ¿por qué no lo cambian? ¿Por qué el PSOE no ha hecho nada? ¿Por qué esas voces no se levantan en el sitio adecuado, bien cuando gobiernan, bien cuando están en la oposición?”
 

Al hilo de lo apuntado, Aberasturi ha subrayado que “el problema no es el parlamentarismo, sino los partidos, que se han adueñado del Legislativo y de todos los poderes, incluido el judicial. Los partidos se han convertido en empresas de poder, fagocitan cosas continuamente y piensan que el ciudadano no se entera. Me gustaría poder hacer algo, pero no podemos engañar a la gente, al 90% no nos queda otra más allá de hablar en la barra del bar. ¿Crear un partido con esta Ley electoral? Para qué”.
 

Ahondando en ese terreno, el periodista y escritor madrileño ha confesado que su “gran desengaño es la degeneración absoluta de los partidos. Yo, que tengo conciencia de clase, tengo muy presente cómo desde la izquierda se dinamitó todo el movimiento asociativo. Tenía futuro, podía haber servido para algo, pero se le asimiló o se le excluyó del sistema para que a los nuevos gobernantes no se les echara encima. La gente de mi generación no luchó por esto que tenemos hoy en día, que es algo que tampoco los jóvenes quieren”, ha corroborado.
 

Aberasturi ha finalizado recordando que “el sistema se cambia desde dentro, basta con cumplir la ley. En cualquier caso, no veo ningún ánimo de reflexión en los partidos. Ahí está el Senado, 40 años pagando para que no haga nada, es el hazmerreír de este país”.