Noiz argitaratua Osteguna, 2015.eko Azaroak 19

Se insta al Gobierno de España a despenalizar la eutanasia y el suicidio asistido

Se apela al amplio respaldo social existente para emplazar también al Ejecutivo Foral a elaborar una Ley que regule el Derecho al Suicidio Asistido y la Eutanasia

El Pleno del Parlamento ha aprobado hoy, con los votos a favor de Geroa Bai, EH Bildu, Podemos-Ahal Dugu, PSN e I-E, y los votos en contra UPN y PPN, una resolución por la que se insta al Gobierno de España a “a modificar el artículo 143 del Código Penal, de manera que queden despenalizados la eutanasia y el suicidio asistido”.

La resolución aprobada incluye un segundo punto en el que, con la oposición de UPN, PSN y PPN y el respaldo del resto, se exhorta al Ejecutivo Foral a “elaborar y desarrollar una Ley Foral que regule el Derecho al Suicidio Asistido y Eutanasia”.

Con idéntico contenido, pero instando al Gobierno de España en lugar de al de Navarra, el G.P. PSN ha presentado una enmienda de modificación que no ha sido aceptada por Geroa Bai, titular de la iniciativa.

Del mismo modo, ya en un tercer apartado agregado a instancias de Geroa Bai, EH Bildu, Podemos-Ahal Dugu e I-E y avalado por unanimidad, se emplaza al Gobierno de Navarra al “cumplimiento íntegro de la Ley Foral 8/2011, de 24 de marzo, de derechos y garantías de la dignidad de la persona en el proceso de la muerte, y en especial del artículo 27. Comités de Ética Asistencial”.

En la exposición de motivos, la resolución impulsada por la G.P Geroa Bai defiende la necesidad de “regular legalmente el derecho de las personas a elegir el final de sus vidas, así como la despenalización de la eutanasia y el suicidio asistido para personas con enfermedad terminal que libremente deseen acabar con un sufrimiento que viven como intolerable”.

El proponente subraya que, pese al “amplio apoyo social” existente, la eutanasia sigue tipificada como delito, lo cual da pie a la proliferación de prácticas “clandestinas” y viajes a países en los que, como en Suiza, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, “se permite elegir la manera de poner fin a la vida” de acuerdo con una máxima comúnmente aceptada, que cada persona es dueña de su propia vida y, por tanto, también de su propia muerte”.